domingo, 17 de septiembre de 2017

17 de septiembre: Amanece y abro la ventana.

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Buenos días Villaluenga.
Buen día nos dé Dios.
Me gusta levantarme y abrir la ventana para que el frescor de la mañana rompa en mí y me despierte a un nuevo y precioso día que es un inmejorable regalo que Dios nos hace y que no siempre sabemos valorar y tampoco aprovechar.
He abierto el ventanuco y me he encontrado con la sinuosa cadencia de la montaña, de la verde vegetación que amarillea en algunas partes y he fijado mi mente en esa pequeña espadaña rematada con una humilde cruz que pertenece a la Ermita de San Gregorio.
La inmensidad de la obra creadora de Dios ante un día nuevo abrigado al calor de la Fe.
Precioso cuadro el que simboliza este momento único de respirar aire fresco y puro cada mañana.
Y es que Dios nos ofrece mensajes diarios que o no sabemos captar o simplemente no queremos hacerlo. Nos ofrece detalles que están a la vista de todos, como lo que Él hace, pero que nosotros metidos de lleno en nuestras "preocupaciones" no sabemos aprovechar y seguro que si lo hiciéramos esas preocupaciones dejarían de serlo.
Pienso que todos nos deberíamos abandonar más a los designios de Dios que nos quiere como Padre para que Él actúe según su voluntad en nuestra vida porque siempre será lo mejor.
A lo mejor es un buen día para dejarnos de critiqueo, murmuraciones, pensar mal, que no lleva a nada bueno, dejar de odiar y envolver nuestra vida de esa clase de Paz que nos lleva al Amor y con él al Perdón, a la concordia, a la Alegría y a la Felicidad.
¡No sé porque nos enfrascamos en lo malo teniendo a nuestro alrededor tanto bueno!
Me quedo con la primera imagen de esta mañana que cautiva mi ser y hace que dé gracias al Señor por abrir mis ojos a un nuevo y seguro que apasionante día.
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.

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