Buen día nos dé Dios.
A los que nos gusta comer y gozamos con un buen guiso podemos llegar hasta emocionarnos por los sabores que envuelven nuestro paladar.
A mi hace décadas que me restringieron mucho los alimentos que podía ingerir y más en esta etapa de la vida que casi no como porque he perdido el apetito. Ya vendrán tiempos mejores o por lo menos distintos.
Si, somos capaces de sentir honda emoción por una comida, una bebida, escuchando música o admirando lo que ven en ese momento nuestros ojos y a lo mejor no sentimos casi nada cuando comulgamos, cuando recibimos el Cuerpo de Cristo en el nuestro.
Tenemos en la boca, digerimos tan esencial alimento que es el pan hecho carne de Jesús y no somos capaces de emocionarnos?
Cobijamos el Cuerpo de quién muriendo en la cruz y resucitando nos salvó a todos de la muerte segura, del profundo pozo de nuestra condenación y no sentimos arder nuestra alma como zarza ardiendo?
Sólo una oración aprendida, un silencio respetuoso de quienes permanecen en pie mientras el Señor no es resguardo en el Sagrario?
Sólo eso?
Ay, Señor que te donas, que cada día te entregas, eres condenado a cada instante a ser reo de muerte pues sigues molestando a un mundo que se quiere alejar de Ti echándose en brazos del maligno y que en el sacrificio de la Misa vuelves a mi, penetras mi ser en forma de ostia consagrada y yo me conformo con rezar lo aprendido sin llegar a emocionarme, sin llegar a sentir un terremoto dentro de mí que haga Amar más y mejor, a ser testigo tuyo, a seguir tu mensaje aunque me cueste la propia vida que es paso seguro a la verdadera, a la Vida con mayúsculas, la que tú das a tus elegidos y después cuando todo termina salgo de la Iglesia y "si te he visto no me acuerdo".
Necesitamos emocionarnos más con Jesús para después disfrutar y saborear las cosas buenas que Él nos conceda.
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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