Buen día nos de Dios. En días de calor como el de hoy el cuerpo se hace más pesado, las ideas no fluyen con la misma ligereza y entras en una especie de apatía somnolienta. Dios nos quiere fuertes y activos aunque también nos mime con descanso suficiente para coger fuerzas y emprender de nuevo la misión encomendada. En estos días que te sientes verdaderamente cansado nos tenemos que poner en manos del Señor que es auténtico oasis en el desierto, como el agradable frescor que se siente cuando estás tumbado debajo de una frondosa higuera. Es Dios nuestro único reconstituyente cuando aparece el hastío, el cansancio y la debilidad. ¡Con Jesús todo lo puedo! Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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