Buen día nos de Dios. Muchas veces nos encontramos con una persona sentada en un banco de una plaza, de un paseo, de una calle con la mirada perdida de desesperanza, hastío, cansancio... ¿Qué hacemos? Seguir para adelante y ni siquiera pensar en ello pues nos hemos acostumbrado, desgraciadamente, a esa visión pues son en su mayoría las víctimas de esta atroz y vergonzante crisis que según nos dicen los jerarcas ya está pasando. ¿Nos hemos parado a pensar cuantos hombres y mujeres han sido aniquilados anímica y emocionalmente por esta repugnante crisis? Familias enteras han caído, como si de una guerra se tratase, en la desesperación más absoluta, hasta desposeerla de todo hasta de su dignidad para que los poderes de este mundo, que no olvidemos son los poderes del Mal, sigan ganando más dinero. Esta situación no nos coge de lejos sino que la tenemos a nuestro lado e incluso en nuestra propias familias. Padres recogiendo comidas en comedores sociales, cubriendo gastos gracias a Cáritas o entidades de fines caritativos... Debemos ayudar como sea para que entre todas las personas de buena voluntad se reconduzca la ignominiosa situación que muchos están padeciendo. Cuando pases por ese banco donde está esa persona hundida no sigas de largo como si nada hubiera pasado porque piensa que entre otras cosas podrías haber sido tú. Encomendemos hoy en nuestras intenciones, en nuestra oración ante el Señor a todos los que están padeciendo por culpa de esta crisis económica y de valores. Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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