desde el tren. 8 de mayo.

Buen día nos de Dios. "Yo soy el pan vivo que ha bajado del Cielo, el que coma de este pan vivirá para siempre" nos dice Jesús. Ante esta majestuosa invitación no podemos quedarnos indiferentes. Él nos está abriendo la puerta de la Gloria y nos está ofreciendo el Alimento que nos saciará de por vida y mientras nosotros vivimos nuestra vida sin pensar en nada más. ¿Cuánto tiempo podemos vivir indiferentes a la invitación constante que nos hace el Señor? Estamos todo el día de acá para allá sin detenernos ni un momento, hacemos cosas importantes y otras que no lo son pero completan nuestro día, no vemos más que lo que tenemos enfrente y a veces ni eso, nos absorbe los compromisos, los horarios, todo y poco a poco tenemos cada vez menos tiempo para Dios. Estamos tan ocupados que se nos hace imposible asistir a la Eucaristía, orar ante el Santísimo, rezar el Rosario y nos conformamos con tres Ave María antes de acostarnos y eso en el mejor de los casos. Poco a poco no nos damos cuenta de que con eso de no perder tiempo estamos perdiendo nuestra salvación y así un día, otro... Cristo nos invita a participar de la Vida Eterna y lo hace con palabras de verdad. No quiere que nos perdamos en laberintos estériles sino que vayamos directos hacia Él. Jesús nos espera con el Corazón abierto a qué lo conozcamos en su verdadera dimensión, que percibamos su perenne Amor, que comamos del Pan que es Su Bendito Cuerpo y que lo adoremos en actitud orante. Siguiendo sus indicaciones nuestro camino hacia la santificación puede que nos resulte dura a veces aunque con su ayuda será más fácil. Ahora, ¿Cuánto tiempo vamos a tardar en aceptar la invitación del Señor? Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.