Buen día nos de Dios. Cuando llega el buen tiempo, el calor, empiezan las diversiones, las ofertas de ocio, el quedar con los amigos, viajar aunque sea al pueblo de al lado, bañarte en el mar o en la piscina, leer, escuchar música, compartir... Cuando el sol calienta el ánimo se reverdece y tenemos ganas de hacer muchas cosas que nos saquen del gris ostracismo con el que hemos vivido durante los meses oscuros del invierno. Todo está muy bien y todo es necesario aunque ante esa gran oferta de ocio que se nos presenta debemos tener más presente que nunca a Dios pues parece que tendemos a relajarnos en demasía en nuestra propia espiritualidad. Estamos a mitad de un esplendoroso mes de mayo donde las playas empiezan a llenarse por esta parte del mundo, donde las ferias se suceden, donde ya vamos necesitando que el sol se pose para acabar con la palidez que da el frío. Es mayo y no olvidemos que este es el mes de María. Ella siempre está con nosotros, no nos abandona nunca, nos quiere con locura y nos protege de todo mal. Es nuestra Madre celestial y como buena madre sabe que nosotros sus hijos algunas veces nos olvidamos de decirle cuanto la queremos. En esta primavera tardía que se encamina pausadamente hacia el verano no nos olvidemos un solo día, un solo instante de Cristo, de nuestra Madre Redentora porque ellos nos proporcionan la Felicidad que buscamos y no podemos encontrar en ningún sitio. Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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