Buen día nos de Dios. Amanece un día claro donde mucho nos está invitando a divertirnos, a pasar horas con la familia, con nuestros amigos, en los lugares que nos gustan, haciendo lo que nos apetece que también es justo y necesario. La felicidad es un cómputo entre hacer eso que te sienta también para el ánimo, estar con la persona que te encuentra a gusto y pasar tiempo con Dios. Hoy en este luminoso sábado es un buen día para que dediquemos un tiempo a la meditación íntima y sincera con el Señor. No olvidemos que en Él encontramos esa fuerza, esos ánimos, esa razón para salir y seguir hacia adelante. Con Dios todo se puede hacer porque lo que Él ansía es tu máxima felicidad, pero si le damos la espalda y no enfrascamos en nuestros intereses, nuestros divertimentos, nuestros placeres estos poco a poco irán perdiendo interés y lo que antes nos hacía feliz ahora nos puede llegar hastiar. Dios es ese pegamento que nos ofrece Amor e ilusión por todo. Os deseo un Feliz sábado. Disfrutad de este hermoso día con Dios y con vuestros seres más queridos. Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
Dios es grande y compasivo con todos nosotros. esta tarde ya al haber participado de la Santa Misa, salí a la calle a la espera del autobús que me llevaría de regreso a casa, pero las calles estaban cortada al tráfico, por lo que el autobús ya no pasaba a partir de las seis de la tarde, ya que había al parecer como un desfile del carnaval, yo no me quedé para mirar, pero mientras caminaba se veía distintos tipos de disfraces, "Frankenstein", brujas, máscara de perros, y otros más que no sabía distinguir. ¿Quienes participan en el carnaval incluso desde los días del Miércoles de Ceniza? Sin duda alguna, son los que no creen en Dios, y solamente quieren fiestas y fiestas, No hace mucho he escrito una reflexión sobre este tema. Ya lo conocerás, Jesús.
ResponderEliminarMe fui a un mercado para comprar algo de pan y queso, y jamón en lochas, al salir me fui por unas calles menos transitada, cuesta abajo ahora cuesta arriba, pasar un río, y de pronto pierdo las fuerzas, ¡bendito sea Dios!, yo pensaba que allí me moría, porque es que no tenía nada de fuerzas, la cabeza me daba vuelta, tuve que echarme de espalda en tierra, sin más preocupación, pero en realidad no me preocupaba morir, ya había recibido la Sagrada Comunión, aunque le pedía al Señor que me ayudase, y a María Santísima. Por donde fui y durante varios minutos no pasaba nadie por allí, pero abrí la bolsa, y comencé a comer un poco de pan y queso, y poco a poco fui recuperando fuerzas y el aliento. Y comencé de nuevo a caminar hacia casa.
Ya antes de salir de casa, para ir a Misa, me tomé un poco de agua, y sentí como mi corazón latía más aprisa, como si fuera taquicardia, o como se llame, que de estas cosas no entiendo demasiado.
Pero es verdad, el Señor quiere nuestra felicidad, que aunque estamos enfermos, ¡bendito y alabado sea el Altísimo!, nunca nos dejará solos, y estemos como estemos, tenemos a Dios en nuestra vida Y como estemos, debe ser en Gracia de Dios.
Mi querido hermano y amigo Jesús a veces parece que nos cuidamos poco, pero el Señor nos cuida mucho, porque no queremos separarnos de su amor.
Nos encontramos en la Eucaristía ante el Santísimo. Cuida mucho de tu salud, hermano, que Dios te bendiga siempre.