Buen día nos de Dios. Sólo Él sabe lo que en verdad nos conviene. Qué nos gusta a nosotros ser alguien en nuestra sociedad, en nuestro mundo, en nuestro día a día. Los cargos más que cargas dan prestigio y por eso son tan demandados y por ostentar alguno somos capaces de casi todo. ¿Para que queremos un cargo? ¿Para servir o servirnos del mismo? ¿Por interés para ayudar a los demás para cambiar el mundo o para hundir al que tenemos enfrente nuestra por medio del mismo? Debemos ser conscientes que cuando las ideas se acaban lo mejor es marchar y dejar la silla a otro, sea cual sea la silla. Tenemos que asumir que el mayor enaltecimiento a los ojos del Señor viene cuando somos humillados o nos humillamos, cuando en verdad somos mansos en alma, corazón y mente. Cristo nos dice que no nos parezcamos a esos que cargan en las espaldas de los demás todos los pesos mientras ellos viven muy bien a su costa. Ejemplos se nos vendrán a la mente y muchos pondremos nombres y apellidos y ojalá los nuestros no estén en esa lista de los que se aprovechan de la debilidad del hermano. Mirad que la humillación de Maria ante Dios la hizo grande a Sus Ojos y ante los de sus hijos que somos nosotros. En la Virgen Maria tenemos el verdadero ejemplo de quien se humilla será enaltecido. Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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