Buen día nos de Dios. Iniciamos una nueva Cuaresma, un tiempo precioso que nos regala Dios para conocer a Su Hijo, en la cual debemos prepararnos interiormente para celebrar la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo Jesús. Nos debemos preparar para nuestras pasiones, nuestra muerte para que desemboque en nuestra eterna Salvación. Permitidme que hoy más que nunca recuerde a mi madre que fue la que me enseñó con palabras y obras lo que significa la Cuaresma en nuestro vivir. En ella me fijo y quisiera reflejar cuando la miro llena de limitaciones y con una imperturbable fe en Cristo Jesús. Ella sabe que cuando Dios la acoja en Su Seno será misericordioso con ella porque ha hecho mucho bien y orado sin tiempo por nuestra salvación y la de todos sus seres queridos que marcharon hacia la Casa del Padre. El dolor, la enfermedad, los padecimientos nos preparan en nuestra vida de fe y nos va purificando como agua que limpia el cuerpo. Hoy que es un día de ayuno y abstinencia también debe ser de profunda oración y que mejor que rezar por las almas que están en el purgatorio que necesitan de nuestros rezos para alcanzar la Gloria Eterna. Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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