sábado, 29 de marzo de 2014

desde el tren. 29 de marzo.

Buen día nos de Dios. ¡Señor ten compasión de mí! ¿Cuántas veces no se lo diremos a lo largo día a Cristo Jesús esta petición hecha plegaria? ¡Muchas! ¿Verdad? Y es bueno que sea así porque todos estamos necesitados de su compasión porque en demasiadas ocasiones nuestras vidas giran por lugares distintos a la senda verdadera. Nuestros orgullos, todos lo tenemos, nuestras prepotencias, soberbias, pedestales, inquinas, todo lo que nos aleja del hombre nuevo que quiere Dios que seamos hace que cuando nos demos cuenta imploremos con el corazón desencajado esta sencilla e importante plegaria: ¡Señor ten compasión de mí! Y Él, que es Bueno y Misericordioso, la tiene y nos ofrece de nuevo el camino esplendoroso de la fe, la senda de la verdad, la vida en el Amor. Estamos en las "24 horas del perdón de Dios" es un momento único que nos ha ofrecido el Santo Padre para que todos nos confesemos ante el Altísimo de las graves y pesadas cargas que hace tanto tiempo que soportamos en nuestras dolidas espaldas. Es una ocasión especial para acercarse al confesionario y depositar lo malo o lo que nos atormente a los pies del Señor y salir limpios y sanos espiritualmente para sobrellevar nuestro particular día a día. Allí, en cualquier Iglesia, te está esperando el Sacerdote que es el Ministro de Dios para que te acerque a descargas los pesados fardos que ya no te dejan casi avanzar. "¡Señor, ten compasión de mí en mis pecados, en mis tristezas, en mi caminar diario porque te necesito más que el aire que respiro para seguir avanzando!". Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.

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