Buen día nos de Dios. "Señor, aparta de mi este cáliz". ¿Cuántas veces no lo habremos pensado de corazón? Muchas. Aunque cuando ya no podemos más vemos con más claridad la Redentora Mano de Cristo. En los momentos más duros nos convertimos en más humano y nada nos es ajeno. Aparta de mi el cáliz de la enfermedad, de la injusticia, de la infamia, de la persecución y la intranquilidad aunque nunca se haga mi voluntad sino la Tuya porque no consigo nada negando mi cruz. Sé que en demasiadas ocasiones es todo demasiado duro aunque también sé que todo es bueno para santificarme ante los ojos de Dios que en su día me juzgará en el Amor con plena justicia. Es mejor beber el cáliz que nos pone el Señor a rechazarlo y con este gesto rechazar que es lo que Dios quiere de todos nosotros. Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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