Buen día nos de Dios. Amanece este primer primaveral sábado algo nublado aunque con el paso del día los luminosos rayos del sol se harán hueco y nos calentaran con su ardorosa presencia. Así nos suele pasar a todos, que algunas veces nos levantamos como si un montón de nubarrones se agolparan en nuestras vidas sintiendo un frío que no nos deja ni avanzar. Nos encontramos perdidos y sin ganas de levantar ni siquiera una ceja y todo se nos hace un mundo. En esos momentos, en cuanto menos te lo espera, aparece Dios en forma de luminoso rayo de sol que ardorosamente calienta nuestros corazones, nuestras vidas, haciéndolas felices y plenas. ¡Es tan fácil y tan sencillo como eso! Nosotros que somos personas de poca fe en realidad queremos y ansiamos que eso suceda aunque desconfiamos que al final se consiga y para Dios no hay nada imposible. Ya puede estar nevando, lloviendo torrencialmente, venteando o con un frío que nos congela que si tenemos a Dios dentro de nosotros tenemos el calor más potente, la alegría arrebatadora, las ganas de vivir más impresionantes porque eso, en definitiva, es lo que quiere Él de nosotros: ¡Qué seamos felices! Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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