Buen día nos de Dios. ¿Y vosotros quién decís que soy yo? A esta pregunta, a esta exhortación que nos hace Jesús a diario le debemos contestar todos los días desde la veracidad de vida. Dios nos quiere santos y limpios de corazón, Cristo nos ama con locura a pesar de nuestras deficiencias, nuestros pecados, porque sabe que si lo escuchamos y hacemos nuestras sus palabras caminaremos hacia la perfección absoluta que es y sentirse hijo en un mismo Dios. Aún así, ¿Nos enroscamos en nuestros pecados, miedos, en nuestra propia pobreza? ¿Qué hay de bueno vivir en la oscuridad? El pecado no nos deja avanza y tenemos que estar prestos al Señor porque con solo una Palabra bastará para sanarme. Qué cuando hoy nos vean sepan que somos cristianos, discípulos de Cristo, que es el Mesías, el Salvador que todos los días y a todas horas nos salva. Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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