Buen día nos de Dios. Jesús nos pide que seamos la luz y la sal de un mundo al cual quieren hacer cada día más oscuro, menos interesante y sin sabor. Mal vamos si todo gira en torno al dinero, a la macroeconomía que es la que ha destrozado la microeconomía de cada una de las casas. Hay más pobres sin recursos porque los que los tienen se han quedado con todo y estos no han contribuido con sus bolsillos a la solución de esta asquerosa crisis que ha dejado demasiadas víctimas al borde del camino. Pero no, a los prohombres del mundo no le ha interesado solamente la economía pues la actual crisis, de las que dicen que estamos saliendo, ha sido brutal para zarandear los valores y hasta las creencias de esos que la semilla de la fe no ha germinado con fuerza en sus vidas y un simple vendaval ha sido capaz de devastar todo lo que creían que creían. Hoy luce un sol radiante en un mundo gris sin esperanzas y las ilusiones no llegan a la puerta de cada casa. El Señor necesita trabajadores para sus mies y esta, actualmente, es esta inhóspita humanidad que entre todos hemos convertido en lo que es. El cristiano, el discípulo y amigo de Cristo, se debe diferenciar de esos que solo ven la salvación en el dinero en anunciar el Evangelio, la Buena Nueva, el Reino de Dios en un mundo necesitado más que nunca del mismo. El que tiene fe es ahora una poderosa linterna con un esplendoroso haz se luz que ilumina el camino de los que solamente ven la ventana de sus inseguridades cerrada. La tarea, para cada uno de nosotros, es apasionante y aunque en algunos casos nos veamos sin fuerzas para tal cometido deciros que Dios está con nosotros y pondrá en nuestros labios palabras de Verdad que ayuden a los demás a encontrar su verdadero camino hacia la Felicidad. Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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