Buen día nos de Dios. Hoy, como ayer y como siempre, Dios vuelve a confiar en nosotros. ¿No es maravilloso empezar el día sabiendo que Dios confía plenamente en nosotros? Con esa actitud nos debemos levantar, empezar a caminar, hacer lo que debamos hacer porque contamos con el mejor brazo donde apoyarnos si el terreno, en algunos tramos, se torna resbaladizo. ¿Cuando abrimos la ventanas de casa y el sol entra por medio de ellas no nos sentimos alegres y optimistas? ¿Pues como se deben sentir las ventanas del alma cuando Dios entra todos los días para impregnar todo y lo que es mejor, para quedarse? ¿Quién puede decir que tiene la confianza total de alguien? ¿La tenemos siempre? ¿Y cuando le fallamos a los demás nos mantienen dicha confianza o empiezan los recelos? Somos seres humanos, con nuestras grandezas y nuestras pobrezas, y cuando alguien o algo nos falla le retiramos la confianza y aunque la volvamos a otorgar siempre queda ese rescoldo de duda, ¿Me lo volverá hacer otra vez? Con Dios no pasa eso, Él nos da la confianza total y hagamos lo que hagamos siempre contaremos con su Perdón, con Su Amor Eterno e inabarcable. Somos verdaderamente afortunados de tener a Dios con nosotros en todo los momentos de nuestra vida. Siempre aconsejo que cuando vienen esos momentos de desasosiego, preocupación o duda lo mejor es resguardarse en el Señor por medio de la adoración tranquila ante Jesús en el Sagrario, ese mismo Jesús que tal día como hoy fue presentado al Templo por su Madre María, nuestra Protectora, nuestra Madre, nuestra Corredentora. Hoy es un día estupendo para presentar ante el Señor nuestras vidas, nuestras dudas, nuestros recelos, nuestro "debe" y nuestro "haber". Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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