sábado, 15 de febrero de 2014

desde el tren. 15 de febrero.

Buen día nos de Dios. Quien ayuna y pasa hambre de alimentos materiales le puede pasar factura al cuerpo, pero si ayunas del Cuerpo de Cristo hecho Pan para todos nosotros al final destruyes tanto el cuerpo como el alma. Eres un muerto en vida o mueres a la Vida. Jesús en sus predicaciones nunca permitió que a quienes le seguían pasaran hambre y de ahí el milagro de la multiplicación de los panes y los peces como tampoco quiso que a todos nosotros nos faltara el único Pan de Vida que da Vida al hombre y por eso, en una prueba de Amor extremo, instauró la Santa Eucaristía. Teniendo a Dios tan cerca de nosotros, ¿Por qué no nos acercamos, debidamente preparados, a comulgar Su Bendito Cuerpo todos los días, en todas las ocasiones que podamos? ¿Tanto nos cuesta ponernos frente a frente al Señor, por medio del Sacramento de la Penitencia, y dar cuenta de todos los pecados, faltas, en definitiva débitos que tenemos en nuestra particular cartilla del Cielo? ¿O es que somos tan orgullosos, tan prepotentes, tenemos tanta solvencia para creernos que podemos tratar de tú a Tú a Dios Padre a pesar de todas nuestras faltas, pecados o podredumbres? Si en nuestro corazón alimentamos Amor no nos importará abajarnos de nuestro propio orgullo para recibir el Sacramento de la Penitencia, el confesarnos de todas nuestras culpas es una auténtica liberación para nuestras almas y un descanso para todo nuestro ser. Dios nos quiere limpios de corazón para seguir trabajando en la misión que tenemos encomendada. Si nosotros no damos verdadero ejemplo de vida no podemos ofrecerla a los demás que buscan en nosotros, como discípulos de Cristo que somos, la mano que nos ayude a llevar el Mensaje de la verdadera Salvación que es Jesús. Hoy te propongo una cosa muy sencilla, muy fácil y muy asequible para todos: Acércate a la Iglesia, confiésate, comulga el Sacratísimo Cuerpo de Cristo y después dedícale un rato de oración ante el Sagrario y verás como en tu vida no falta nunca del verdadero Pan que da Vida y que no deja que pases Hambre. Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.

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