Buen día nos dé Dios. ¡Señor, que bien se está aquí! Te lo decía Pedro y te lo digo yo ahora. Cuando me encuentro ante la Presencia Viva de Jesús Eucaristía en cualquier Sagrario del mundo, hallo tanta tranquilidad, tanto gozo que me gustaría quedarme para siempre. Instalar junto a Él la tienda de mi vida. Es el oasis frente al desierto que nos rodea y la lluvia fresca que da vida al campo seco que se convierten nuestras vidas si nos olvidamos de quienes somos y para que hemos venido aquí. Ante Cristo todas las dudas y los pesares se disipan porque no puede permitir nuestra infelicidad quien nos Ama tanto. Sí, Amado Jesús, ¡Qué bien se está aquí! Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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