Buen día nos dé Dios. ¡Ayúdanos Señor porque hemos pecado! ¿Cuántas veces le Pedimos esto al Padre? ¿Reconocemos que hemos pecado? ¿Creemos en el pecado? Porque parece que somos autosuficientes, que el pecado como sí no existe y que si caemos nosotros mismos nos los perdonamos. ¡Total, no es para tanto...! Y así entramos en una dinámica de autocomplaciencia que no nos lleva a ningún lado, más bien nos va creando un halo de profunda infelicidad interior que nos agria poco a poco la vida. No hay nada mejor que asumir nuestra condición de pecadores, de hijos de Dios, de necesitados del Abrazo Redentor del Padre. Cuando así lo hacemos vemos la importancia de ser verdaderamente perdonados utilizando la única vía de verdadera redención y perdón de nuestros pecados y culpas: El Sacramento de la Penitencia. !! Qué alivio para nuestras almas cuando nos sabemos perdonados por Dios!! ¡¡Qué profunda relajación cuando descargamos nuestras culpas por medio de la confesión guiada por un Sacerdote!! Pido al Señor para que nos de Luz y Fe para saber reconocernos pecadores. Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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