Buen día nos dé Dios.
Cuando el tiempo sea desapacible, cuando presientas que te pueden venir mal dadas: ¡Resguárdate!
Toda tormenta pasa ya sea climatológicamente o de una forma personal. La lluvia termina, el viento afloja, la nieve se va, el frío desaparece...
También cuando eres motivo de persecución, de chanzas, ignominias que intentan atentar contra tu prestigio terminan pues nada es eterno sino Dios y Él siempre defiende a los inocentes, a los que no se enaltecen, a los perseguidos por su causa, a los que callan, rezan y ofrecen pero no otorgan pues su comportamiento es la de guardar silencio ante tanto ruído, para estar más cerca del Señor que no olvidemos nos encontramos fehacientemente en el silencio.
Y es que guardar silencio y vital en nuestras vidas intoxicada con tanta palabra, con tantos mensajes contradictorios, con tanto ruído que dispersa nuestra mente y nos atonta.
El silencio es ver con los ojos del alma, es sentirte penetrar con el incomensurable Amor que nos ofrece Jesús a cada instante. En el silencio se hace tangible la Fe, esa Fe que a lo mejor no sabe habita en tu alma, esa Fe que habla que te habla con palabras sencillas, que te hacen ver la vida de otra forma porque sabes que tu reino no es este mundo, esa Fe que se transforma en Esperanza, que es Alegría, que es Perdón y sencilla humildad ante tanto protagonismo estéril como nos rodea.
Sí, esa Fe que te hace valiente y ofrezcas tu vida en servir a Dios que es también servir a los demás.
Esa Fe que habita en el silencio porque en el silencio se hace audible lo que nos quiere manifestar a cada instante.
A lo mejor, en este mundo tan infestado en mensajes contradictorios, es mejor resguardarse, perderse de todo y todos, hasta de ti mismo, de tus apetencias, y resguardarte en el silencio donde Dios se hace presente y escuchar lo que nos quiera decir porque en ese mensaje nos va simplemente la Vida.
¡Feliz lunes y semana!
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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