lunes, 8 de abril de 2019

8 de abril. ¿Qué haces?

La imagen puede contener: Jesús Rodríguez Arias, barba, gafas y primer plano



Buen día nos dé Dios.
Rezar no basta para escuchar a Dios porque muchas veces no paramos de repetir palabras de forma automática sin meditar lo que en verdad estamos haciendo. No se puede rezar por obligación, se ha de rezar desde la convicción que es cuando es efectiva, cuando se va creando ese poso espiritual que nos va preparando para el ansiado encuentro con Nuestro Señor.
Pero rezar no basta para escuchar a Dios, es vía que abre el camino que debe continuar desde el silencio.
El silencio cuesta demasiado, algunos no lo soportan, pero una vez lo encuentras quieres vivir en él. En ese silencio que cobija al alma para que Dios nos hable a nuestro interior más profundo, más íntimo, es donde el Señor se manifiesta y lo hace con claridad, como si de un fogonazo interior fuese que te hace te quedes pensando. Él no espera respuestas inmendiatas sino que reflexiones y pongas lo que debas en práctica porque ya se convierte en una necesidad vital.
Personalmente os diré que me gusta orar y hacerlo en silencio, eso no quiere decir que a mi alrededor haya ruído sino que yo siento ese necesario silencio. Me gusta orar meditando lo que estoy haciendo, algunas veces las palabras no me dejan pensar, la oración se convierte en un monólogo en el que no dejo hablar a Dios pues pienso que en verdad me escucho a mí mismo pero otras veces, esas que estás en esas profundidades espirituales que tanto vivifican sí llego a escuchar lo que Jesús quiere decirme, una exhortación corta, un fogonazo que me remueve por dentro y que me hace pensar, me deja pensando...
Y me pregunta: ¿Qué haces?
¿Qué hago?
El silencio es más rotundo pues no hallo respuesta ni inmediata ni más tardía.
Es una pregunta que es en sí un exámen de conciencia.
¿Estoy contento con mi vida Fe, como ejerzo mi particular apostolado, como utilizo los dones que he recibido con total gratuidad por parte de Dios?
¿Qué hago? ¿Qué estoy haciendo?
Hacer, a bote pronte, diría que hago poco para lo que tendría que hacer pero no haría absolutamente nada si no tuviera la ayuda del Señor.
Sí, para hacer algo antes hay que dejarse hacer, dejar a Dios que te moldee como una vasija de barro. En ese justo momento y de Su Mano si podré hacer, lo que él quiera, porque uno podrá sembrar más o menos pero dar fruto no es cosa tuya, es cosa de Dios.
Pero aún así cuestiono y me cuestiono que tendría que estar haciendo más, que tendría que ser más apóstol, que tendría que multiplicar los dones que he recibido con total gratuidad.
Sólo sé que podré hacer lo que antes he comentado si soy de Cristo, si estoy enamorado de Cristo, si hago mías sus maneras, si me fijo menos en mí y pongo la vista en los demás porque en los ojos de mi prójimo está el Señor.
¿Qué hago Dios mío? ¡Ayúdame Tú porque yo por mí mismo no sé!
Feliz lunes y semana.
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.

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