Buen día nos dé Dios.
Algo estaremos haciendo bien cuando tantos nos critican pero no con argumentos, no desde la tolerancia y el respeto sino desde la mentira sesgada, la suplantación de la realidad, desde la mofa, el insulto, la malicia en el uso de la palabra. Cuando veo escritos de unos y otros pienso cuánto odio, cuanto rencor y cuanto miedo tienen los que hacen del insulto su tribuna para ocuparse y preocuparse durante horas que dura la redacción del escrito que lanzarán al mundo. O están aburridos, iracundos o simplemente muertos de miedo.
Cuando me preguntan como aguanto todos los improperios en el más sepulcral silencio no suelo responder porque el hacerlo es ya admitir que me ha afectado. Lógicamente a nadie le gusta que le ponga a caldo pero os reconozco que en mi caso más particular llevos años en la diana, en el disparadero, donde propios y extraños no lanzan piedras sino tiran a matar. Por eso no entro al trapo sino que me retiro a mi particular atalaya del olvido voluntario que tanto ansío y me pierdo...
Y os diré que en la soledad de mis pensamientos más hondos según voy recorriendo la Cuaresma me gusta rezar y meditar con tranquilidad, las críticas, las mofas, los insultos, las mentiras, no logran no solo dañarme sino quitarme un ápice de esa tranquilidad en la que necesito vivir tanto en cuerpo como en espíritu.
Os comparto las palabras que rezo siempre y más en estos tiempos tan convulsos y tan llenos de hedor se mire por donde se mire:
¡Oh, Jesús!, manso y humilde de corazón, escúchame:
- del deseo de ser reconocido, líbrame ,Señor
- del deseo de ser estimado, líbrame, Señor
- del deseo de ser amado, líbrame, Señor
- del deseo de ser ensalzado, líbrame, Señor
- del deseo de ser alabado, líbrame, Señor
- del deseo de ser preferido, líbrame, Señor
- del deseo de ser consultado, líbrame, Señor
- del deseo de ser aprobado, líbrame, Señor
- del deseo de quedar bien, líbrame, Señor
- del deseo de recibir honores, líbrame, Señor
- del temor de ser criticado, líbrame, Señor
- del temor de ser juzgado, líbrame, Señor
- del temor de ser atacado, líbrame, Señor
- del temor de ser humillado, líbrame, Señor
- del temor de ser despreciado, líbrame, Señor
- del temor de ser señalado, líbrame, Señor
- del temor de perder la fama, líbrame, Señor
- del temor de ser reprendido, líbrame, Señor
- del temor de ser calumniado, líbrame, Señor
- del temor de ser olvidado, líbrame, Señor
- del temor de ser ridiculizado, líbrame, Señor
- del temor de la injusticia, líbrame, Señor
- del temor de ser sospechado, líbrame, Señor...
En esta oración que te lleva por si sola a la meditación más profunda está el secreto de permanecer tranquilo y sentir la paz cuando todo tiende a torcerse porque en definitiva, no lo olvidemos nunca, lo que tenemos que hacer es ponernos simplemente en manos de Dios que es el único que es capaz de derribar a los poderosos y enaltecer a los humildes, a los inocentes, a los que cargan con su cruz despojándose de todo lo que perturba, de todo lo que intoxica, de todo lo que vicia, de todo lo que nos impide para llegar a su encuentro.
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
Jesús Rodríguez Arias
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