Buen día nos dé Dios.
Hace unos días asistía a unas charlas cuaresmales en la Iglesia de San Juan Bautista de los Descalzos en Jerez de la Frontera, la impartía el párroco el Padre Luis Salado que además es querido amigo. Fueron unas charlas de gran profundidad espiritual expuestas en un lenguaje muy coloquial por lo que el mensaje llegaba nítido a todos los asistentes.
Apuntó una frase en la cual he estado meditando: "No se puede ser cristiano de chapa y pintura".
Cristianos de chapa y pintura es lo que somos la inmensa mayoría, vamos a meternos todos porque todos tenemos todavía mucho que mejorar.
Sí, porque ser cristiano es ser de Cristo y adoptar sus modos para que sean los nuestros.
Esto no os negaré que cuesta bastante porque todos tenemos en el fondo de nuestro corazón esa pizca de orgullo, de soberbia, que nos hace creer que somos más justos que los demás. Todos saltamos a la mínima cuando nos ofenden o nos quitan del medio, todos nos defendemos con uñas y dientes cuando nos sentimos agredidos...
No nos acordamos, algunas veces no nos interesa, el recordar que hacía Jesús ante estas situaciones. El cristiano de verdad, no el de chapa y pintura, hace suyo el ejemplo del Señor e intenta, sufriendo, rezando y ofreciendo, que una pizca de su mansedumbre y humildad habite en su corazón.
En el Amor está la clave del seguimiento fiel a Cristo y ese Amor hace que nos enfrentemos a toda persecución aferrándonos a nuestra cruz y orando para que el Espíritu Santo nos guíe por senderos tranquilos en medio de la batalla.
Solo desde la serenidad podremos recuperarnos y seguir hacia adelante por estos caminos de Dios, solo desde el desapego al Mal que nos rodea podremos testimoniar con palabras, obras y vida lo que es ser un verdadero discípulo de Jesús. El no hacerlo, el darnos golpes de pecho ante todos para que vean lo bueno que soy, el proclamar la Verdad viviendo en la mentira nos hace ser unos cristianos de chapa y pintura, unos cristianos vergonzantes, unos cristianos que hacen más daño del que creen a muchas personas que en ellos confían, que en ellos ven "fieles" servidores de Dios y la Madre Iglesia.
Abominemos de ser cristianos de chapa y pintura y hagamos lo posible, de lo imposible se encarga Dios, para ser unos cristianos dignos de ser llamados hijos por el Padre.
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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