Buen día nos dé Dios.
Abro las cortinas y detengo la mirada en el paisaje que está frente a mi. Una sola imagen en conjunto que luego no es así pues si te fijas la compone innumerables piezas de un imponente puzzle que conforma esa joven corriendo, ese señor dando este paseo matutino, el trabajador que se apura al trabajo, los operarios en sus quehaceres, los patitos recorriendo veloz el Manzanares o ese pajarillo que se posa en las ramas de aquel árbol.
Y es que la vida, la nuestra, la de los demás se conforma de un puzzle donde las piezas se van juntando sin nosotros apenas percibirlo pero dando como resultado el cuadro de nuestra vida.
Todas las situaciones, momento, vivencias, relaciones, viajes, experiencias son piezas del puzzle de nuestra vida donde todas son necesarias y si falta una la misma estará incompleta.
Y el que va disponiendo cada pieza en nuestro particular tablero es Dios que es el único que sabe como y cuando encajar cada una en el momento preciso.
Muchas veces no entenderemos el por qué sitúa unas antes que otras pero al final comprobamos que era lo mejor para cada uno de nosotros. Lo que pasa es que muchas veces no somos capaces de ver el conjunto de las cosas, de las situaciones, de la propia vida y después nos pasa lo que nos pasa.
Tenemos que dejar hacer a Dios para que el puzzle de nuestras vidas sea siempre agradables en sus ojos pues el ve en el interior de nuestros corazones que es en verdad lo que en verdad somos.
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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