Buenos días Villaluenga.
Buen día nos dé Dios.
Desde temprano ese calor que según dicen es una ola nos amortigua más de lo necesario nuestros ánimos y hace que estemos más cansado de lo que debiéramos.
Hoy ha amanecido en este bendito pueblo entre la tristeza y el luto que es el de despedir a una vecina muy querida como Elena Olmos que falleció en el día de ayer.
Hoy, también se vivirá ese carácter alegre, vivaz, que ofrece toda Romería.
Siempre escribo, desde que me afinqué en este privilegiado lugar, que aquí en Villaluenga "las alegrias y tristezas son cosas de todos".
Hoy se puede decir que se cumple este pensamiento pues por un lado vivimos y compartimos la tristeza de la Familia de Elena y por otro compartiremos esos ratos que ofrecen una romería en honor a la Divina Pastora que sale en este sábado para cumplir lo que aquí se defiende desde siempre: Fe y Tradición.
Están siendo unos días en los que parece que uno no está en ningún sitio y que en mi caso queda reflejado en la fotografía que protagoniza esta reflexión.
En estos momentos me tomo la vida entre los escalones que estoy subiendo y tanto me están costando, entre el sillón que me acoge para el necesario descanso y esa ventana abierta a la vida a la que me asomo con Esperanza y Fe.
Sí, hasta que Dios quiera estaré subiendo también bajando los escalones que me vaya poniendo, lo haré con más o menos agilidad, con mayor o menor fuerza pero siempre con Alegría, con Esperanza, con Ilusión.
Sé que en Jesús está mi descanso, que es mi sillón para las horas de agotamiento, de cansancio, de enfermedad...
Y sé que esa ventana siempre estará abierta aunque mi corazón pueda nadar en la penumbra y mi ánimo se ahogue en el desaliento.
Esa ventana abierta a la Vida es la que me abre Dios cada día para indicarme que Él está conmigo, que vale la pena el seguirlo, el estar cogido de su mano, el de entregar todo lo que es mi vida a su bendita voluntad.
Tres elementos muy sencillos que con los ojos de la Fe adquieren un significado distinto. Y es que con Fe todo se ve de otra manera.
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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