Buen día nos dé Dios.
Hoy en cuanto me he levantado he podido ver esta fotografía de los jóvenes que recibieron el Sacramento de la Confírmación en la isleña Iglesia del Santo Cristo.
Invariablemente se me han venido a la mente innumerables recuerdos de cuando hace ya muchos años tuve la gracia y el privilegio de realizar mi vocación pastoral siendo catequista de Confirmación.
En esos tiempos en el que iba de la mano de mi siempre querido y respetado Diego Andrés Rastrollo Gómez.
Y fue una gracia del Señor pues si en algo pudimos ayudar en el camino de la Fe a muchos jóvenes es el mejor pago a los esfuerzos. Muchos de estos jóvenes luego continuaron ya como catequistas.
Aunque puedo decir que lo que pude sembrar sólo Dios sabe si dio frutos pero lo que ellos me enseñaban a diario no está pagado ni por todo el oro del mundo.
A los jóvenes hay que escucharlos, prestarles atención, ponerse en su situación, asimilar sus problemas, ser ese puente, esa mano amiga a la que agarrarse cuando lo necesiten.
Muchas veces obviamos lo que nos dicen nuestros jóvenes porque ya vamos siendo cada vez más mayores y no pensamos que en ellos está el presente y futuro de todo así también de la misma Iglesia.
Con los años se incorporó también a estas labores catequéticas Hetepheres y ella por su carácter animoso, risueño, idealista, comprensivo fue capaz de sintonizar al cien por cien con los jóvenes que hasta la llamaban a su teléfono para consultarle tal o cual cosa de su vida, sus inquietudes, de la Fe...
Esa es la labor del buen catequista, la de estar pendiente del rebaño que le ha sido confiado para guiarlo por el buen camino, por el camino recto que nos lleva a la Verdad y la Vida que es Jesús.
A todos los jóvenes también adultos que os habéis confirmados rezo para que el Espíritu Santo insufle vuestros corazones con la Gracia para que seas Testigos de Dios en todo momento, lugar y situación.
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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