sábado, 26 de marzo de 2016

25 de marzo. Viernes Santo.




Buenos días Villaluenga.
Buen día nos de Dios.
Viernes Santo y todo está decidido. Los que tienen el efímero poder han decidido condenar a muerte al Salvador del mundo.
No, no podían soportar que les descubrieran sus falsedades, sus asquerosas mentiras, que mostraran su faz delante de todos, que le desnudaran y echaran a la basura el rico ropaje con el que intentan adornar sus podredumbres.
No, no podían permitir que Ese hablara a los desheredados, afligidos, pobres, enfermos, pecadores, la escoria de la escoria de perdón, de misericordia, de amor, de hijos predilectos...
No, no podían permitir que ellos que ya los habían condenado al ostracismo Él los sacara y los pusiera de ejemplo.
"No he venido a salvar a los justos sino a los pecadores"
¿Pero qué se habrá creído?
Y por desgracia es que muchos todavía piensan así.
No se dieron cuentan que Jesús vino por Todos pues todos somos pecadores, enfermos, afligidos e hijos pródigos. Nadie puede ser más que nadie, nadie está libre de pecado pues nadie puede tirar la primera piedra.
No se dieron cuenta que cuando se vive en el Amor, la Misericordia, el Perdón, la Caridad, la Entrega, el Servicio a Dios y a los demás, pues son amores parejos, es en verdad cuando se Vive.
No se dieron cuenta y aun hoy no nos damos que vivir testimoniando nuestra Fe, cuando morimos es el momento en el que alcanzamos la verdadera Vida, la que nos prometió y promete a cada instante.
No se dieron cuenta y aun no nos damos que cuando se vive en el Amor se vive en Misericordia que es lo mismo que vivir en Dios.
Por eso este Viernes Santo os pido una reflexión: ¿Hemos abierto de verdad la puertas de nuestra alma a Cristo o seguimos poniendo una y mis excusas que son trabas para que nos llegue su Amor tan Sublime que es capaz de subir al Calvario del Martirio y Morir ante la Cruz de tantos pecados?
¿En verdad su Sacrificio ha valido la pena?
Miremos hacia nuestro interior y en la desnudez de nuestro propio corazón encontraremos la respuesta.
Recibe, mi querido hermano, un buen día y que Dios nos siga bendiciendo.

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