jueves, 9 de mayo de 2019

9 de mayo. ¡Ven!

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Buen día nos dé Dios.
¿Si te dicen Ven lo dejas todo?
Según quién te lo diga...
Si es la persona amada por supuesto que sí.
Si la persona forma parte de tu vida también.
Si lo hace un hermano del alma o un amigo verdadero, se debe hacer.
Si lo hace quién te quiere cuyo sentimiento es recíproco: ¡Está claro que sí!
¿Y si te lo dice un necesitado, un paria de la misma sociedad que nosotros hemos creado, un perseguido que se ha enfrentado al poder que todos temen? ¿Serías solícito a su requerimiento?
¡Qué facil es amar a quienes nos aman y quieren pero que difícil es hacerlo con tus peores enemigos!
Pero en eso precisamente consiste la santificación.
Reconozco que a mí me cuesta una barbaridad amar a una persona que ha querido no tanto destruirme a mí sino a los que están a mi lado. Reconozco que todavía necesito transitar más hacia esa perfección que nos pide el Señor. Por lo menos he conseguido rezar por ellos, incluso perdonarlos, pero quererlos a mí personalmente se me hace cuesta arriba porque pienso que las personas ruines que te dicen Ven no lo hacen en son de paz sino de destrucción más absoluta ya que son discípulos del maligno.
Para ir al encuentro de una persona poseída por el Mal hay que ir suficientemente preparado no solo intelectualmente sino también sacramentalmente. Hay que pedir ayuda a un buen sacerdote, que él te guíe en el como y en las formas, que él te absuelva de tus pecados, que comulgues el Cuerpo de Cristo, que te de la bendición y pida al Espíritu Santo que te acompañe, ponga en tu boca palabras de Verdad pues con la ayuda de Jesús se puede vencer todos los demonios.
El Mal, con sus diversas formas, nos dice Ven esparando que nosotros lo dejemos todo y sobre todo la Fe en Dios Todopoderoso. Ese Ven es maligno, ese Ven no es una invitación sino un grave perjuicio. Piensa que el Mal ataca de según que manera a los elegidos a los que intenta destruir de todas las formas posibles.
Y el Mal también está en la crítica sin piedad, en los chismorreos donde se inventan y adjudican mentiras al mejor postor, está en la soberbia, en el orgullo malsano, en la impiedad, en la lujuria, en la gula, hay tantas clases de gula, en la envidia... El Mal tiene muchos rostros y algunos están más cerca de nosotros de lo que nos pueda parecer.
Por eso te ruego que no vayas al encuentro del Mal por mucho que te llame, por mucho que te ofrezca, por mucho que te invite con tentadoras ofertas.
Di sí al Ven del Amor.
Di sí al Ven del Perdón.
Di sí al Ven de la Misericordia.
Di sí al Ven de la Esperanza.
Di sí al Ven de la Caridad.
Di sí al Ven de la Belleza como augusto regalo de Dios.
Di sí al Ven del compromiso.
Di sí al Ven de Evangelizar.
Di sí al Ven de ser un testigo del Señor con un coherente testimonio de vida.
Di sí al Ven de trabajar en la causa de Dios desde la valentía siempre, desde la prudencia también.
Di sí al Ven que nos hace todos los días Jesús que nos invita a que dejemos todo y lo sigamos como lo hicieron sus discípulos.
Di sí al Ven de Dios.
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.

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