Buen día nos dé Dios.
Jesús sabe a quién ha elegido, sabe qué frutos podemos dar, sabe hasta donde podemos llegar y donde están nuestros límites. Él apuesta por cada uno de nosotros, Él sabe cuando hay que abonar y cuando hay que podar las ramas secas para que demos más vida a nuestra propia vida.
Jesús supo hasta quién le iba traicionar, quién lo entregó a sus verdugos, porque todo lo que tenía predispuesto el Padre tenía que hacerse realidad, ya que las Escrituras tenían que cumplirse.
Jesús nos elige, nos da los dones que sabe son los nuestros, nos pide que multipliquemos los talentos, que salgamos fuera de nosotros mismos para anunciar a todos sin condición la Buena Nueva pero no nos impone nada, nos ofrece la libertad más absoluta para que seamos nosotros mismos los que decidamos qué hacer, cómo hacerlo, y el tiempo que queramos dedicarnos a ello. También nos da libertad para que no demos frutos y nos dediquemos a las cosas del mundo. Jesús nunca nos exige nada pero nos hace saber que decidamos lo que decidamos lo que está en juego es nada más y nada menos que nuestra propia santificación.
Él eligió al traidor porque tenía que cumplirse el mandato de Dios Padre.
¿Has pensado que las traiciones que muchas veces hemos recibido de esas personas que creíamos estaba a nuestro lado no es también parte de nuestro particular camino de santificación?
Una traición siempre duele pero más si la persona que te la hace ha sido algo importante para ti. El que traiciona, cosa que hace voluntaria y decididamente, comete un acto de impiedad llevado por la soberbia y el malsano orgullo. El traicionado se mire por donde se mire sufre un brutal desgarro emocional pues la confianza que depositó en aquella persona ha sido violada, mancillada, destrozada. Una traición no se olvida nunca pero se puede llegar a perdonar porque si no el que más sufre es quién ha sido puesto a la altura de los pies que no logra avanzar. El perdón es la asunción de la traición no como algo perjudicial sino como un metro ganado en el largo camino de la salvación.
Solamente confiando en Jesús, en su Amor lleno de Misericordia y Justicia, se puede llegar a perdonar al que te ha traicionado y vivir desde esa clase de Felicidad que no está sino al alcance de los elegidos.
¡Feliz jueves!
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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