Buen día nos dé Dios.
Cuánto Bello nos encontramos a diario y nosotros, que vamos pensando en nuestras cosas, no nos damos ni cuenta.
Desde un edificio, desde una obra pictórica, desde una pieza literaria, desde los sones que salen de cualquier instrumento musical , desde un diseño, desde todo lo que es capaz de crear el hombre si tiene el inmenso privilegio de tener un don especial y además lo pone en práctica.
Desde una metrópolis a un pueblo, desde el mar, que parece nunca se acaba, hasta la montaña que se erige ante nuestra mirada que hasta parece tocar el mismo cielo.
Pero también está la Belleza de las pequeñas cosas, de lo ínfimo, de lo que a lo mejor nadie se da ni cuenta, de lo que pasa desapercibido para los corazones que no tienen un grado de sensiblidad o para tantos que solo miran como pasan las manillas del reloj pues están tan ocupados que pierden hasta la propia vida y cuando se dan cuenta ven que ya es demasiado tarde.
Eso me pasó haciendo el Camino de Santiago con un grupo que estaba muy bien organizado, tan organizado que teníamos el tiempo medido para llegar al destino cada día pues teníamos el almuerzo concertado. Recorrer esos caminos y no gloriarte con la inmensidad agreste que te rodea debería ser pecado. Con las "prisas" y los kilométricos recorridos uno miraba para el suelo en caminos y senderos no se fuera a torcer un pie con una piedra perdiéndote la hermosura de tu alrededor. Personalmente me negué a llevar ese ritmo y de vez en cuando me paraba para admirar y respirar tanta Belleza. Al final Dios hacía que diera pronto con el grupo e incluso llegara al siguiente destino en tiempo y hora. Era mucho más joven y también por aquél entonces tenía una buena forma física.
Por eso cuando voy caminando, o en el coche, me fijo en esa clase de Belleza que dura un instante y que a lo mejor ni la vuelves a admirar.
Cómo puede ser lo florido de la primavera en un pequeño Pueblo que es en sí Belleza auténtica.
¡Déjate sorprender por la Belleza que nos regala Dios a cada instante y tu vida será mucho mejor!
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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