sábado, 9 de marzo de 2019

9 de marzo. Hacer el Bien.

La imagen puede contener: nube, montaña, cielo, exterior y naturaleza

Buenos días Villaluenga.
Buen día nos dé Dios.
Hoy hago mi reflexión con la foto con la que se puede decir cerré el día de ayer, la que me regaló mi querido Antonio Benítez Román y que está captada desde su buhardilla del arte donde pinta, recrea esa realidad que él imagina, que él ve a diario, que él tiene en la retina de su memoria...
Es una instantánea que recrea un instante único porque como ese no se volverá a repetir y como el que ahora mismo estamos viviendo.
Ese instante, este instante, es un regalo único que nos hace el Señor y que pienso no somos capaces de cuantificar su valía.
Ese instante, este instante, que podemos dejar pasar pues pensamos que ya vendrá otro, en el que podemos hacer el mal y entonces no será recordado, ni por uno ni por otros, con alegría o simplemente podemos hacer el Bien.
¿Cuanto te cuesta hacer el Bien?
Pero el Bien sin condiciones, sin poner cara o poniéndosela en la de los que no te quieren, los que son capaces de destruirte, los que no les importas nada...
Sí, el Bien como el sol sale para todos igual, el Bien es el mejor antídoto contra el Mal, el Bien es cosa de Dios, el Mal ya sabemos su origen.
¿Me cuesta hacer el Bien? ¡Pues hazlo!
Solo lo que verdaderamente cuesta adquiere sentido, percibes su importancia, sabes lo que vale.
Pues si haces el Bien con los que quieres, ¿qué mérito tenemos? Pero hacerlo a quienes saben van a seguir haciéndote el Mal eso si tiene grandeza a los ojos del Señor, porque nosotros estaremos caminando por el itinerario que nos ha dispuesto, porque nosotros estaremos siendo fieles a su Palabra.
"Haz Bien y no mires a quién".
En esa frase se resume toda la reflexión que hoy comparto contigo, contigo que me quieres y te quiero, contigo que me odias a muerte pero no yo a ti, ahí está la diferencia, contigo que por mucho mal que me hagas y desees solo rezo por ti, por tu salvación, por tu reconversión, porque tú también eres merecedor de conocer y vivir en la Alegría de Dios, al que dices conocer pero solo en palabra, dices conocer pero en verdad nadie conoce a Dios si no es capaz de calzarse sus sandalias y caminar por los caminos que nos ha dejado dispuesto.
Sí, a todos los que hacen Mal, me hacen Mal, les deseo lo mejor, rezo por ello todos los días, porque me fío incondicionalmente de Dios y sé que un día actuará y ese Bien que haya podido sembrar con mis limitadas entendederas producirá fruto, el que Él quiera, el que vea necesario.
Sí, deseo con todo mi alma que todos disfrutemos juntos de la alegría de sentirnos hermanos, en la alegría de sentirnos hijos de un mismo Padre que es Amor incondicional, absoluto, sin límites.
Ese es mi propósito del día: ¡Hacer el Bien! Dios quiera lo consiga.
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.

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