Buen día nos dé Dios.
Una cosa es admirar la densa niebla, ver como todo se va borrando momentáneamente de tu vista y otra muy diferente en vivir en la niebla que no te deja ver, actuar, hacer.
Muchas veces en nuestra existencias tenemos días, semanas, o un tiempo indefinido en los que nos envuelve la niebla, una niebla que no me deja ver, una niebla que ahoga, que hace las alertas salten pues no puedes ni dar un paso con un mínimo de seguridad.
Existe esa niebla que tienes dispersar por acciones u omisiones que has cometido por ti mismo en tu pasado o en tu presente. Esa hay que aguantarla, caminar con mucha precaución y buscar el claro más ínfimo para salir de la misma.
Esta otra que son los flecos de la vida de otros que te ha tocado a ti tener que afrontar. En muchas ocasiones puedes hacerlo porque cuenta con los suficientes resortes y en otros es simplemente imposible porque paso que das te adentras cada vez más en una niebla tan densa que no es que no te deje ver, no te deje actuar, sino simplemente que te va comiendo hasta que parece que te hace desaparecer.
En estas situaciones mejor parar en seco, discernir con la ayuda del Señor, ver los pros y los contras de la situación que te ha venido sin esperarlo y decidir si quieres seguir envuelto en niebla o salir por ese hueco por el que entra un liguero rayo de luz.
Eso es decisión de cada cual pero pienso que ya no estamos para luchar en batallas perdidas, ya no estamos para malgastar tiempo y salud en algo que no puedes hacer absolutamente nada y que te hunde a cada paso hasta hacerte caer por un peligroso precipicio, en esos momentos, ante esas situaciones, no te cabe otra que cortar por lo sano, romper con el pasado de otros que a ti ni te va ni te viene, y seguir caminando tu camino, el tuyo, el que recorres cada día, con tus caídas, con tus errores, con tus fracasos, con tus descansos, con tus paradas, con tus éxitos, con tus logros y con los de la persona que te acompañe en ese camino llamado vida, y con todos los que en verdad quieres y te quieren desde la verdad.
Ese caminar mi propio camino fue la mejor decisión que he tomado en mi vida y desde entonces hay días de lluvia, viento, niebla más o menos densa, pero sé que acaban pasando, que Dios está siempre para protegerme, y que después llega un precioso y nuevo día donde la Esperanza lo esclarece todo, lo alivia todo, lo alegra todo...
¡Feliz jueves!
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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