Buenos días Villaluenga.
Buen día nos dé Dios.
Último sábado de un mes de marzo en el que ha habido para todo, un mes de marzo que languidece para dar paso a un nuevo abril que es mes 100% primaveral.
Hoy corre una pequeña brisa fría aunque hace un sol radiante con cielo azul celeste, con algunas nubes que pintan tan bello lienzo.
Y ante esto pienso: ¿Quién mirando la inmensidad de la obra creadora de Dios no se siente pequeño?
Hoy vivimos en una sociedad en la que se nos dice por activa y por pasiva que somos grandes, que somos perfectos, que somos lo que queramos ser aunque para ello tengamos que pisar muchas cabezas.
Hoy vivimos en un mundo en el que nos creemos "creadores", que investigamos y alteramos la genética a nuestro antojo, en el que a los enfermos, a los niños que no son deseados, a los mayores, se les puede eliminar sin el menor atisbo de compasión.
Compasión... ¿Dónde ha quedado eso?
Y siendo tan grandes, tan fuertes, tan perfectos, nos creemos dioses y nos sentimos enaltecidos, tan enaltecidos que empezamos a mirar por encima del hombro a nuestro semejante que ya no es nuestro prójimo sino "los demás"...
Pero después llegan los rigores de la vida y te das cuenta de que no eres nada de lo que creíste o te dijeron ser...
Por eso vale la pena pedir a Dios que nos ilumine en la senda de la sencillez, de la humildad, de la mansedumbre, porque en esta, que no es fácil ni por asomo, vamos por el camino correcto, por el camino que recorre la santificación.
Y será por eso que cada vez me sienta más alejado del "mundo" y más cercano a la realidad de la vida. Será por reso que me quede admirado y extasiado ante la inmensidad que Dios creara para nosotros y me sienta tan pequeño...
¡Feliz sábado!
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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