Buen día nos dé Dios.
Se dice que quién canta su mal espanta.
Sí y además alegra su vida, la de los demás, pone esas notas de trascendencia tan necesarias, tan importantes, en un mundo tan vacío y gris como el que tenemos.
Por eso admiro a todos los que tienen ese don que nos lleva a elevar nuestra alma hasta límites no conocidos.
Nosotros, el resto de los mortales que no tenemos voz y sobre todo oído, también es necesario que cantemos o seamos capaces de tararear alguna melodía en nuestros quehaceres diarios pues eso nos ayuda y nos alegra el día.
Canta no tanto porque tu mal espante sino porque te proporciona alegría y hace que tu corazón sonría y eso además de bueno es necesario y agrada a Dios.
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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