martes, 20 de septiembre de 2016

20 de septiembre. Como una servilleta.



Buen día nos dé Dios.
A veces nuestra vida es como una servilleta.
Porque puede servir para proteger de las manchas, puede servir para limpiar, puede servir para embellecer y dar realce por su vistosidad, elegancia o incluso sencillez.
Cuantas veces tomando un café hemos buscado una servilleta que nos ofrece la segura tranquilidad de saber que te puedes limpiar?
Cuantas veces su oportuno uso nos ha evitado un percance?
Cuantas veces cuando ya está sucia porque ha prestado el servicio para el que estaba destinada la hemos tirado con asco y repugnancia?
Estos ejemplos pueden servirnos para compararlos con la propia vida. No creéis?
Porque la función de una servilleta es servir como debería ser nuestra vocación en la vida.
Servir para ayudar a nuestro prójimo a limpiar esas "manchas" de incomprensión, soledad, abandono...
Ayudar a limpiar esas "manchas" de cobardía, de malsano orgullo, destructora soberbia...
Ayudar a limpiar esas "manchas" de culpabilidad, de sentirse insignificante, de dolor, de necesidad de perdón...
Y estar cerca para proteger a nuestros hermanos que son víctimas de persecuciones, ofensas, críticas, maledicencias...
Si, quiero que mi vida sea utilizada por Dios a modo de servilleta porque necesito servir y no que me sirvan.
Aunque me ensucie, me destrocen, me tiren al suelo con cara de asco y repugnancia por parte de un mundo que no quiere servidores sino esclavos: Del dinero, poder, influencias, egoísmos que nos marginan y van destruyendo.
Sí, quiero ser una simple, sencilla, humilde, servilleta en manos del Señor para servir en el modo y la forma que Él quiere ser servido: En el Amor y la Misericordia.
Y tú?
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.

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