Buen día nos de Dios. Para gozar de paz antes hay que vivirla interiormente. Muchos decimos que este mundo nos "sobrepasa", que estamos "descolocados", que nosotros vamos por otros derroteros dando y creando una sensación de que hemos tirado la toalla para coger el ritmo necesario y afrontar lo que haya de venir. Cuando sintamos esto, cuando la apatía envuelva nuestra vida, cuando ya no podamos más debemos ponernos en manos de Dios, ¡Sí, de Dios! ¿Quién mejor que Él para ayudarnos a colocarnos en nuestra realidad? Ayer, después de colmulgar, estaba frente a Jesús en el Sagrario y le pedía fuerzas para lo que ha de venir, fuerzas para seguir mi día a día y que recobrara la tranquilidad y la paz de espíritu que desde hace un tiempo, será por la enfermedad y por lo que conlleva, sentía zaherida. Fue terminar de orar ante Su Divina Presencia y alzar mi mirada hacia la Madre de Dios, la Santísima Virgen del Rosario que es la Patrona de Villaluenga, y empezar a sentir como en el fondo de mi alma volvía a florecer el sosiego, la paz, el descanso, el ánimo y la ilusión por realizar ideas que tengo en el tintero. Dios, cuando se lo pides con fervor, te vuelve a colocar en la vida, te hace sentir parte de ella y ya no te sientes descolocado ni sobrepasado. Para eso hay que reconocer tus flaquezas y ponerlas humildemente en las Manos de quien todo lo puede. ¡En las Manos de Dios! Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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