Buen día nos de Dios. ¿Cuántas veces me ducho o baño al día? No soportamos oler mal porque además de tratarse de nuestra higiene también el no hacerlo es una falta de respeto hacia los demás. ¿Cuántas veces duchas o bañas tu alma de los pecados? ¡Esa es la cuestión! Porque el no hacerlo te perjudica gravemente tu camino hacia lo que en verdad importa: Nuestra salvación. Qué bien se está oliendo bien por fuera y por dentro. Para eso debemos reconocer que estamos sucios y que nos arrepentimos de esa suciedad. Para limpiar esa mugre que nos aporta el pecado existe un sitio: El confesionario y el Sacerdote, como Ministro de Dios, que acoge nuestras culpas y por su mediación nos perdona y limpia de esas suciedades que no nos dejan dormir y que consciente, humilde y esperanzadamente hemos acudido para que con Su Gracia nos limpie, nos duche, de nuestros pecados. El hacerlo es fácil: Reconocer estos y sabernos hijos de Dios que como Padre nos ama con locura y nos perdona todo si hay verdadero arrepentimiento. Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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