Buen día nos de Dios. "Aquí estoy, Señor, para hacer Tu Voluntad" eso dice la antífona del salmo de este domingo lluvioso y frío por estos lares del mundo donde me hallo instalado. Rezar y decirle al Padre que puede contar con nosotros para lo que Él vea necesario para nuestra vida, ofrecernos sin límites es algo que decimos muchas veces con la "boca pequeña" y que no pensamos en su justa medida. Dios nos quiere al cien por cien y en Dios quiero estar al cien por cien. Poner coto o límite a esa entrega de Amor absoluto es perjudicial porque nos estaremos engañando a nosotros mismos. Ofrecer nuestra vida para que el Señor haga y deshaga según Su Voluntad es decirle que todo lo nuestro es suyo y que se lo entregamos a conciencia. Él dispondrá de cuanto nos conviene, de los momentos de inmensa felicidad, de regocijo, de tranquilidad, de sosiego y también de los momentos de dolor, de tristeza, de enfermedad, de ausencias. Sólo Dios sabe que nos es bueno para cada momento de nuestra vida. Muchas veces estamos sumergidos en una tribulación falsa que nos hemos buscado nosotros mismos y que según va pasando el tiempo vemos que es irreal, que nada o muy poco tiene que ver con los planes que Dios tiene para con nosotros. Si fuésemos verdaderamente conscientes de que nuestra vida le pertenece, sabríamos ver con los ojos del espíritu y entonces todo nuestro peregrinar sería más sencillo, más claro, más nítido. ¡Sí, Padre, aquí estoy para hacer Tu Voluntad! Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario