Buen día nos dé Dios.
Líbrame Señor del agua mansa!
Sí, porque de la brava, de las turbulencias, las tormentas me libro yo con tu ayuda por supuesto pues no puedo pensar que soy tan fuerte, tan independiente, tan capaz, que no necesito la ayuda de Dios.
Las aguas mansas son peligrosas al igual que la hipocresía que acompaña a esa plácida y falsa sonrisa, que la mano "amiga" que es capaz de clavarte una daga sin miramientos hasta sacarte el corazón porque el alma no puede.
Las aguas mansas de la envidia hecha alabanzas, de querer ostentar honores sin saber lo que es honorabilidad.
Las aguas mansas de esos que dicen ser tus amigos y no esperan ni a que te vayas para criticarte con premeditación, alevosía y sin ninguna caridad.
Sí, de esas aguas mansas que haces que te confíes y te metas y resultan ser ciénagas que te hunden hasta hacerte desaparecer.
Menos mal que tenemos a Dios de nuestro lado y nos ayuda con las aguas mansas y también con los temporales de esta vida.
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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