Buen día nos dé Dios.
Dicen que el que espera desespera aunque pienso que según te tomes la vida cambia el sentido de todo.
La impaciencia suele ser más un defecto que una virtud pues te puede hacer cometer innecesarios errores de los que después te arrepientes.
Todos hemos sido alguna vez impacientes, hemos notado como se nos queman las entrañas queriendo ver, escuchar, conocer eso que a lo mejor no nos conviene y ansiamos saber.
Si algo he aprendido con la enfermedad ha sido a ser paciente, a saber las ventajas anímicas que produce en nosotros la paciencia.
La paciencia es amable y también agradecida.
La paciencia no molesta y a todos comprende.
La paciencia es conocer mejor a quien te rodea porque antes has tenido tiempo de conocerte mejor a ti mismo.
La paciencia hace que tomes la vida con una sonrisa, con cálida mirada y a pequeños sorbos.
Y la paciencia es Dios que tanto la tiene con cada uno de nosotros.
Por eso pienso que el que espera con paciencia no desespera sino que aprovecha mejor su tiempo.
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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