Buenos días Villaluenga.
Buen día nos dé Dios.
Hoy es uno de esos días en los que invariablemente recuerdo mi niñez porque en este precioso día en el que se conmemora a la Virgen de Fátima todos en el colegio o en casa nos congregábamos en ese altar dispuesto a base de flores y velas que cuyo perfume embriagaba.
Velas que alumbran una Fe naciente, agradecida, dulce y enamorada de la Madre de Dios que este día se apareció a tres pequeños partorcillos para ofrecerle un mensaje visionario de lo que iba a pasar en este mundo de Dios en manos de los hombres.
Flores que embriagaban el aroma más sublime que es el que destila María hacia todos sus hijos.
Recuerdo como mi madre nos daba una florecilla para llevarla al altar instalado en el patio del colegio y allí congregados cantábamos eso de "el trece de mayo la Virgen María bajó de los Cielos a Cova da Iría...".
Ese recuerdo es simplemente eso: ¡Un recuerdo!
En estos tiempos de tanto progreso, con un mundo tan globalizado, donde el concepto de nación está desapareciendo, donde se nos indica que tenemos que acoger a todos, sean de la cultura, de la religión que sea, con grandes dosis de tolerancia, con pluralidad y grandes dosis de empatía aunque por eso mismo se nos obligue por los poderes públicos a no manifestar nuestra Fe, nuestras creencias, nuestras raíces cristianas, en las escuelas o los sitios públicos porque pueden ofender a las "otras culturas".
Sí, hemos perdido nuestra identidad por respetar la de los otros que no solo no la pierden sino que la imponen.
Ya es muy difícil, salvo en los colegios religiosos, ver una cruz presidiendo un aula, un belén instalado en Navidad o un pequeño altar con flores, velas y cánticos de voces niñas en torno a la Virgen de Fátima.
Ya es muy difícil el ser cristianos en un mundo que entre unos y otros, según sus intereses, se quieren cargar todo lo que huela a Cristo porque le puede desmontar ese chiringuito tan bien montado ya que Jesús no es Señor de guerras, intereses, poder, dinero, muertes sino de AMOR.
Hoy, 13 de mayo, vivo con gozo la visita apostólica del Papa Francisco a Fátima y siento tristeza al recordar como aquél sencillo altar a la Virgen con florecillas y velas que estaba instalado en el patio de mi colegio públíco de mi infancia ya no se pone porque de tanto respetar las "otras culturas" estamos perdiendo las nuestras.
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
Santísima Virgen de Fátima: ¡Ruega, y mucho, por nosotros!
No hay comentarios:
Publicar un comentario