Buenos días Villaluenga.
Buen día nos dé Dios.
Domingo claro, luminoso, soleado y frío el que hoy nos acoge.
Domingo de cambio de hora donde todos vamos un poco el pie cambiado.
Domingo del Señor y para el Señor aunque también para vivirlo en Familia, con los amigos, con las personas que quieres y te quieren.
Domingo de Eucaristía, de oración, de salvación.
Dos semanas quedan para que sea Domingo de Ramos, dos semanas para que conmemoremos la Entrada Triunfal de Jesús en Jerusalén. Entrada Triunfal sentado a un pollino ofreciendo al mundo una clase de majestad no conocida hasta entonces y tampoco ahora.
Jesús nos enseñó con palabras y hechos el don de la humildad, de la sencillez, de lo que es auténtico. Jesús siendo el más grande se hizo el más pequeño por todos nosotros.
¡Cuánto tenemos que aprender de Jesús día a día!
¡Cuánto tenemos que dejar en el arcén del necesario olvido en cuanto a tratamientos, titulos, méritos y medallas!
¡Que nuestra única medalla sea la de ser de Dios! ¿Qué puede ser más grande que eso?
Por eso salgamos a la calle, disfrutemos de los nuestros, de nuestros momentos de soledad, pero también tengamos en cuenta que hoy es el día del Señor y que por tanto nos espera en la Iglesia para celebrar juntos la Eucaristía donde vuelve a entregarse a cada uno de nosotros para darnos simplemente la Vida.
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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