Viernes de la III Semana de Cuaresma: Día para arrepentirse y pedir perdón. Día de penitencia y de confesión. Día de descargar esos pesados fardos que hacen no podamos caminar. Día de abajarnos de nuestros malsanos orgullos, alejarnos de nuestros rencores, insidias. Día para decir ante Dios: Lo siento tanto!!!
Día para acercarnos a ese lugar que no queremos ver ni en pintura, que tememos más que al dentista, que nos espera siempre porque allí se ayuda y se perdona: El confesionario.
Día para estar un poco más cercanos de Dios por medio de la confesión de nuestros pecados, de lo que nos aflige, lo que nos condiciona a seguir caminando.
24 horas para el Señor tenemos para ir a su encuentro, para encontrarle.
Hoy es un día muy importante para ti, para mí, para todos los que somos de Dios.
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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