Buen día nos dé Dios.
Todos tenemos la necesidad de sentir ese calor, esa sensación, esa emoción, esa tranquilidad de sentirnos en Casa, sentirnos en el Hogar.
Y no es un lugar concreto, ni un espacio físico, sino más emocional, más espiritual el que os estoy hablando.
Puedes estar en medio de la montaña, en el mar, sin nadie a tu alrededor y sentirte en casa y estar en un sitio lleno de gente y sentir las garras de la más absoluta soledad.
Suele suceder que cuando más nos alejamos del mundanal ruido menos solos nos sentimos y también más pleno.
El ruido nos distrae, nos apabulla, nos aleja de todo, de todos, de Dios y también de nosotros mismos. El ruido hace que no nos sintamos en casa.
Por eso cuanto más te alejes de lo que es innecesario, nos distrae de lo importante, nos confunde y agota será mucho mejor en todos los aspectos.
Por eso siempre que te encuentras también lo haces con Dios que te regala esos lugares donde afianzas tu vida en lo que es la pureza de lo auténtico y sientes que por cada poro de tu piel se impregna del calor también del color de sentirte en el Hogar.
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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