Buenos días Villaluenga.
Buen día nos dé Dios.
Estaba preparándome el café de cada día cuando escuché voces alrededor de la tienda de Mateo y me asomé a la ventana.
Pude comprobar como un autobús había parado en el pueblo y decenas de personas se bajaban con actitud de expectación ante el lugar tan privilegiado donde se encontraban.
Algunos fueron a ver los productos que oferta y otros hacían fotografía a la vieja ermita de San Gregorio así como otros se paraban justo delante del cartel de Semana Santa editado por 100% Villaluenga e incluso le hicieron unas fotografías debido a su originalidad.
Casi al unísono se giraron y quedaron paralizados, con caras sonrientes y llenas de asombro al ver a nuestro pequeño pueblo tan blanco, tan cuidado, tan bonito, tan "hecho a mano" como diría nuestro querido Enrique Montiel, cobijado por el inmenso Caíllo.
Os cuento esto que han durado unos minutos porque pienso que nunca debemos perder la capacidad de sorprendernos porque hace que se alegre nuestras almas, nuestros corazones sientan que sienten, nuestros ojos siempre sean niños con ganas de ver y sentir cosas nuevas.
Esta misma capacidad de asombro y sorpresa debemos tener cuando asistimos a la Eucaristía, cuando comulgamos el mismo Cuerpo de Cristo en Presencia Viva, cuando en comunión con nuestros hermanos nos hacemos Iglesia.
Que el asombro y la sorpresa no desaparezca de nuestros corazones porque así podremos estar seguros de que seguimos vivos.
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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