Buen día nos dé Dios.
Lo bueno de estar callado a la fuerza es que escuchas mejor sin interferencias. Esta situación te ofrece la oportunidad de atender a los demás, escuchar su voz y sobre todo lo que tienen que decir.
No sé por qué siempre estamos tentados de hacernos oír. A lo mejor es por eso que siempre estamos interrumpiendo a los demás.
Imagina una conversación, no te has encontrado a ese que nunca deja de hablar, interrumpe y sólo habla de sus cosas?
Denota cierto grado de egoísmo pues no le interesa lo de nadie y también una inmensa soledad pues tiene que hablar de él porque los demás no existen.
Con lo necesario que es escuchar para aprender y sobre todo escucharse.
Quedate solo y en silencio!! Empiezas a pensar en tu vida no de la forma de que tenía que hacer esto o aquello sino como una necesaria enseñanza.
El silencio es en ocasiones más atronador que tantas palabras. El primero invita a la confianza y la segunda no tanto.
Dicen que somos esclavos de nuestras propias palabras salvo que hables desde la fehaciente seguridad de creer en lo que dices porque entonces la esclavitud se convierte en libertad.
Escucha más y habla menos y seguro que siempre tendrás mucho que aportar y más que decir.
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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