Buen día nos dé Dios.
La vida es superarse todos los días.
Cada vez que te levantas empiezas a superar todo lo que se te pone por delante.
Cuando estás mal porque hay que poner mucho de tu parte y cuando estás bien porque tienes que medir tus propias fuerzas.
Todo esfuerzo, sea positivo e incluso negativo, requiere un esfuerzo y hasta el estar sentado o acostado por culpa de una enfermedad o una eventualidad requiere ese necesario esfuerzo que nos haga ser pacientes a las adversidades.
Pero piensa que nada se ha escrito del que no ha hecho nada. Nada se dice del que no se esfuerza cada día en vivir y hacer que los demás mejoren su día a día.
Haz ese esfuerzo y coge el teléfono porque a lo mejor alguien necesita hablar contigo, saluda porque todos necesitamos ese mínimo detalle de afecto, da un abrazo porque este mundo necesita esa calidez, sonríe porque hace falta poner esa pizca de alegría.
Y esfuerzate por hacer más y mejor por ayudar y contribuir a conseguir los logros que mejoren la vida de los que te rodean.
Dedica tus esfuerzos para no hacer el mal que por acción u omisión puedas realizar. No te vale la pena el dedicar a esto ni un misero segundo.
Si, hoy vamos a realizar ese último esfuerzo en hacer felices a los demás porque seguro que también así nosotros mismos conseguimos el serlo.
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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