Buenos días Villaluenga.
Buen día nos dé Dios.
Los días nublados nos llevan a esa clase de melancolía que cuando nos vamos haciendo mayores se concretan a modo de recuerdos.
Y los recuerdos nos pueden llevar a la alegría y también a una clase de tristeza que no se puede reparar.
Es precioso el contemplarlo pero si dura mucho tiempo nuestro ánimo se resiente.
Así pasa también con los problemas, las preocupaciones, los padecimientos que nublan nuestra propia vida. Si el nublado es corto o largo depende de la situación en la que nos encontremos o como nos enfrentemos a las distintas situaciones.
Pero si te agarra a ese pilar que Dios nos regala como el mejor de los sustentos como es la Fe entonces aunque el día esté nublado en tu propia vida sabes que al final todo pasa, que las situaciones duran lo que tienen que durar y que cuando menos te lo piensas aparece un claro y con ese cálido rayo de sol que embriaga nuestros sentidos y nos hace coger fuerzas, sonreír y vernos con las suficientes fuerzas para echar el paso y caminar de nuevo.
¡Agárrate a la Fe! ¡Ahí está el secreto!
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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