Buenos días Villaluenga.
Buen día nos dé Dios.
¡Cuánta historia entre tus piedras!
¡Lo que no habrás visto sin inmutarte!
¿Cuántas sonrisas, tristezas, alegrías, pesares, injusticias, homenajes, saludos o silencios has contemplado?
¡Cuanta bendita agua!
Es lo bueno que tiene el parar nuestros pasos y mirarnos en la historia pues lo que ella dice nos hace comprender nuestro hoy.
La historia no se puede falsear, coger la parte que se quiera porque me gusta o me disgusta más sino que hay que saberla ver en su totalidad porque mucho de lo que ha sucedido viene de la mano de lo que antes también sucedió.
La historia como la nuestra particular es un todo que tenemos que saber interpretar con alturas de miras dejando las filias, las fobias, los odios o las pasiones a un lado.
Por eso cuanto te miro me detengo y toco tus frías piedras y valoro tanta historia depositada en ti.
Valorar, conocer y distinguir la historia nos ayuda a discernir y a ser más libres.
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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