Buen día nos de Dios.
Todos los días muy de mañana rezo la oración de San Francisco y durante el día, con las cosas que van sucediendo, intento profundizar en ella y..., llevarla a la práctica.
Es un necesario ejercicio no de negarse a si mismo sino valorar lo que en verdad eres: un hijo débil y totalmente dependiente de Dios.
Comprender y hacer tuyo cuánto nos dice San Francisco es difícil pues el mundo camina por otros senderos aunque si te entregas a Jesús Eucaristía y te dejas llevar por el Espíritu Santo compruebas todo el Bien que hace en tu vida y por tanto en los que te rodean.
Puedes percibir la felicidad pues vives instalado en ella cuando te niegas a ti mismo y ofreces a los demás lo que necesitan verdaderamente.
Ganar las "batallas" que continuamente se nos presentan no con la espada sino con la cruz.
Ser feliz haciendo y también viendo la felicidad donde nadie es más que nadie salvo Dios ante cual me arrodillo y rezo como cualquier hijo con su padre.
"Que no me empeñe tanto en ser amado como en Amar..." nos dice San Francisco a cada uno de nosotros porque quien ama a corazón abierto, a borbotones, sin importar si te quieren o no compruebas cuando el Señor así lo disponga que cuando se siembra Amor se recibe Amor.
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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