Buenos días Villaluenga.
Buen día nos de Dios.
Da alegría levantarse y que se abra ante tu mirada una preciosa mañana donde la claridad, la luz hace que los colores se realcen y la belleza más auténtica se abra ante nuestros ojos.
El esplendor que tenemos delante es el regalo de cada día de nuestro buen Dios.
Un regalo que no nos cuesta nada como todo lo verdaderamente importante, lo esencialmente imprescindible, porque lo que se tiene que comprar con dinero ya en si carece de valor.
Porque no se puede comprar esta imagen que ilustra mi reflexión, ni tampoco tiene precio una sonrisa, una lágrima, el cariño, el respeto, la caridad, la misericordia, el perdón, la oración o el Amor.
No, lo importante no cuesta nada, lo prescindible es lo que tiene etiqueta con precio a pagar.
Por eso es tan bonito abrir la ventana y encontrarte con lo majestuoso y bello que el Señor nos presenta a cada instante, que tu pecho se inunde de aire tan puro que te da vida.
Y hoy más porque este día tan bonito es también porque ya en este inmenso cielo que en Villaluenga se puede tocar con los dedos de una mano lo habita una joven preciosa que ha donado todos sus órganos para que los demás vivan porque lo más importante su alma está junto a Dios. ¡Gracias Laura, te queremos!
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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